JAVIER JIMÉNEZ
«Denis: siempre estarás en nuestros corazones». Cientos de personas, la mayoría jóvenes desconsolados, despidieron ayer en la iglesia de Son Ferriol a Jorge Denis Magalhaes, el portugués apuñalado mortalmente en Can Pastilla.
El oficio fúnebre se inició a las ocho de la tarde, con la iglesia abarrotada de amigos y vecinos que querían apoyar a la madre y el tío de Jorge Denis en un momento tan difícil. La emoción era ya muy intensa, y poco después se desbordó. Durante la misa los amigos del mecánico leyeron una emotiva carta de homenaje al fallecido, en la que destacaban su buen carácter. «Tú querrías que estuviéramos felices y contentos», leyeron. Al acabar la ceremonia religiosa los asistentes salieron del templo y presenciaron cómo los amigos de Jorge Denis encendían velas sobre su nombre, escrito en el suelo.
Durante todo el acto se sucedieron las lágrimas, los abrazos y los rostros al borde del llanto. Las madres y padres de muchos de los jóvenes también acudieron al funeral, para mostrar su solidaridad con la familia portuguesa. «Están destrozados y necesitan toda nuestra ayuda», apuntó una mujer, que conocía desde pequeño al mecánico asesinado. Otro grupo de muchachos mostró sus gratitud con la Policía «por resolver tan rápido el crimen». Sobre los autores del asesinato, que hoy serán puestos a disposición judicial, circulaban ayer versiones contradictorias. Unos señalaban que eran conocidos de Jorge Denis, mientras que otros aseguraron que no los conocía de nada y que la noche del apuñalamiento fue la primera vez que coincidían. Las críticas también se dirigieron al pub Casa Iván, donde las trifulcas «son muy habituales». «Allí siempre hay gresca, todo el mundo lo sabe. Deberían adoptar medidas para prohibir la entrada a según qué elementos», opinó uno de los zagales.
Por su parte, la familia de Jorge Denis agradeció todas las muestras de apoyo recibidas y manifestó que el joven será enterrado en su país, en una fecha por determinar. Rosa María, la madre, acudió al anatómico forense y exigió ver el cuerpo de su hijo «aunque sólo sean cinco minutos». En un principio se le negó esa posibilidad, pero su abogado contactó con el juzgado y desde allí se envió un fax autorizando la petición de la mujer. Cuando finalmente vio a Jorge Denis, la madre se desmayó.