Un «correo» que fue sorprendido el pasado 6 de abril en el puerto de Palma con cinco kilos de heroína deberá cumplir nueve años de prisión.
El Grupo de Estupefacientes de la Policía llevaba largo tiempo tras el rastro de Manuel Hidalgo. La pista sobre su actividad la dio su propio hermano Antonio, que en 2003 fue detenido por transportar 2.500 gramos de cocaína en un barco que viajaba desde Barcelona a Palma. Los investigadores realizaron un estrecho seguimiento sobre Manuel y detectaron los mismos movimientos. El sospechoso volaba a Barcelona y volvía en un barco que llega a Palma a primera hora de la mañana. Así nació la denominada operación «Brincos», en estrecha colaboración con la comisaría de El Prat de Llobregat (Barcelona). De este modo, el acusado fue detenido cuando desembarcaba el pasado 6 de abril. Los agentes encontraron en una mochila de color rojo hasta 17 envoltorios de color marrón del tamaño de un CD, ocultos entre la ropa. Se trataba de algo más de cinco kilos de heroína con una pureza del 35%, y cuyo valor en el mercado negro superaba los 780.000 euros. Según la policía, la droga estaba destinada a los vendedores de Son Gotleu y Son Banya.
El fiscal pedía en principio 12 años de cárcel, y acordó rebajarla a nueve años de prisión y el pago de una multa de tres millones de euros.
El acusado aceptó la pena, matizando que debía cumplirla «si no había más remedio».
Uno de los investigadores de la policía explicó que los «correos» prefieren habitualmente la vía marítima para introducir la droga porque las medidas de seguridad «no son ni tan complejas ni tan altas» como las que se dan en los aeropuertos.
Esta aprehensión fue una de las más importantes de los últimos años en Balears y en España.