JAVIER JIMÉNEZ
La seguridad en la base militar de Portopí está en entredicho. Un velero pasó un día y medio amarrado en aquellas instalaciones de máxima seguridad y a muy pocos metros de donde atraca habitualmente el yate «Fortuna» de la Familia Real.
El pasado domingo un suboficial de Marina fue quién descubrió que la nave se había colado en la base naval, y se puso en contacto con la Guardia Civil del Puerto para que se abriera una rápida investigación. De los datos recabados por los investigadores se confirmó que el velero había llegado hacía un día y medio, y los efectivos de guardia en la base pensaron que se trataba de una embarcación con permiso especial. En realidad, los dos tripulantes búlgaros querían amarrar en el Passeig Marítim, pero desconocían la zona y llegaron a Portopí. Al adentrarse en la zona prohibida y comprobar que nadie les llamaba la atención decidieron atracar allí, sin saber que se trata de una zona prohibida a personal civil y que, además, es el emplazamiento habitual del yate «Fortuna».
Los dos ciudadanos del Este fueron plenamente identificados y se confirmó que no habían tenido ningún interés criminal, por lo que no fueron detenidos. Carecían de antecedentes policiales y ese mismo día sacaron el velero de Portopí. Lo curioso del caso es que durante ese día y medio que dejaron su embarcación en la base naval entraron y salieron sin problemas, saludando a los soldados que hacían guardia en la garita. Toda una hazaña.