JAVIER JIMÉNEZ
La madre de un adolescente uruguayo de 13 años ha denunciado ante la Guardia Civil que su hijo sufre palizas de compañeros de clase y acoso escolar («bullying»). El menor, que el miércoles tuvo que ser atendido en un centro médico tras ser agredido por un grupo de 15 jóvenes, acude ahora a clase en su instituto de Alcúdia con una policía-tutora. Esther, la progenitora, contó ayer a Ultima Horaque su familia llegó a Mallorca hace dos años y medio y que, hasta la fecha, su hijo de 13 años no había tenido ningún problema con otros alumnos: «Iba a otra escuela y nunca pasó nada. En el instituto de Alcúdia, en cambio, está viviendo un infierno. Otros alumnos se meten con él, lo marginan e incluso ya le han agredido en dos ocasiones». El primer incidente físico se registró el martes, cuando otro estudiante también sudamericano le propinó un cabezazo en el patio del instituto, que le dejó conmocionado. «Fui a hablar con la directora, pero no estaba y me atendió un encargado, que me dijo que habían suspendido al chico durante tres días. Yo sabía que el asunto no acabaría ahí y efectivamente, al día siguiente fue todavía peor», relata Esther.
Esther, sin embargo, quiere que el «bullying» acabe de forma inmediata: «Sólo pido que mi hijo pueda estudiar como otro niño cualquiera, sin temor a que le den una paliza en el patio del instituto o a la salida de clase. Tampoco me vale que a los chavales que le pegan los expulsen tres días, porque eso no sirve de nada. Y lo que encuentro demencial es que tenga que ir al instituto acompañado de un policía». El instituto IES Alcúdia sufre una masificación de alumnos denunciada por padres y también por educadores. Para la madre «como siempre tendrá que pasar algún desastre antes de que alguien ponga remedio a esta situación». En este sentido, los responsables del instituto están analizando el caso del menor uruguayo, pero de momento no ha trascendido si han adoptado alguna medida. La familia del niño acosado considera especialmente grave que en la paliza del miércoles participaran tantos estudiantes y que ninguno de ellos «tuviera la decencia suficiente para gritar que dejaran en paz a un niño de 13 años». Esther también destacó que las chicas presentes -«algunas de ellas las novias de los acosadores»- no sólo no mediaron para calmar los ánimos, sino que «lanzaron patadas y golpes como el que más». La madre no cree que la condición de inmigrante sudamericano de su hijo sea el motivo del acoso escolar que sufre: «La primera vez que le pegaron fue otro sudamericano y en el linchamiento participó un chileno, por tanto los tiros no van por ahí. Simplemente han cogido a mi hijo como víctima y se están cebando con él». Lo peor, opina la familia, son las secuelas psicológicas que puede padecer el menor, sometido a una presión brutal que difícilmente puede soportar.