JAVIER JIMÉNEZ
Un segundo piso de la calle Terral, en s'Arenal de Llucmajor, estuvo a punto de convertirse ayer en una ratonera. Un inmigrante con las facultades mentales trastornadas a causa de su travesía en cayuco a Canarias incendió ayer la casa donde se hacinaban otros ilegales. Luego huyó semidesnudo y fue detenido tras colarse en un autobús.
Hace diez días Ndiaga Ngeng, el inmigrante, consiguió salir del archipiélago canario y con un grupo de compatriotas llegó, ilegalmente, a Palma. Su estado físico es tan precario como sus condiciones mentales y sus compañeros se encargaron de buscarle un refugio, en un segundo piso de la calle Terral número 28. Sus amigos contaron ayer que su comportamiento se hacía cada vez más extraño.
Estaba ausente y a las ocho de la mañana, cuando algunos inquilinos dormían y otras habían salido ya a la calle, prendió fuego a la casa. El comedor quedó envuelto en llamas y el fuego se propagó con rapidez, peligrosamente. En el piso superior vive una familia argentina, que tuvo que refugiarse en la terraza y pasó serios apuros hasta que finalmente fueron rescatados.