JAVIER JIMÉNEZ/C.CASTRO
«Con su colaboración la familia del joven podrá recibir el cuerpo en Ecuador», reza un cartel colgado en una gasolinera de Sencelles. ¿Quién le iba a decir a Vinicio, que hace sólo un mes y medio consiguió el permiso de residencia, que su sueño español acabaría ahí, en ese cartel?. Franjil Vinicio Jiménez Barzallo tenía 30 años y sólo tenía in mente una cosa: dejar atrás la miseria de su país y vivir con su familia en Europa, en concreto en España. El sueño español no fue fácil. Era oriundo de la provincia ecuatoriana de Loja y sus dos hermanas, Merci Beatriz y Graciela Esperanza, le abrieron el camino. Las dos mujeres llegaron a Mallorca hace cinco años y en la actualidad residen en Palmanova.
«Vinicio quería un futuro mejor para Deiber y Leandro, sus dos hijos. El pequeño tiene un año y dos meses y el otro cuatro. Su esposa, Merci Elizabeth, estaba muy ilusionada con que todo le fuera bien y pensaba que algún día todos se reunirían en Mallorca», contó ayer Merci Beatriz, la hermana pequeña de Vinicio. Graciela Esperanza, la otra hermana, recordó con los ojos vidriosos que el fallecido «tenía un carácter muy tranquilo, no se metía con nadie» y añadió que cada domingo se reunía con ellas, en su casa de Palmanova. «No sabemos muy bien lo que ha pasado, porque la Guardia Civil lo está investigando y no nos lo cuentan, pero lo que le ha ocurrido a Vinicio es terrible. No se merecía algo así, porque él era muy pacífico», apuntaron. De momento, la asociación de ecuatorianos de Mallorca no se ha puesto en contacto con ellas para facilitarles ayudas y la empresa funeraria les pide 4.574 euros para repatriar el cadáver hasta Quito: «Pedimos ayuda económica para que nuestro hermano pueda estar enterrado en su país. Si nosotras tuviéramos ese dinero lo pagaríamos encantadas, pero somos humildes y no nos lo podemos permitir». El número de cuenta corriente en La Caixa para ayudar a la familia Jiménez Barzallo es el siguiente: 21000582180100556329. En relación a Marcelo Segundo, el ecuatoriano que mató a Vinicio, Merci Beatriz dijo que los dos varones no se conocían y que la primera vez que se vieron fue en la fiesta de Sencelles, el día antes del crimen.
El drama de Vinicio se suma ahora a los problemas económicos que afronta su familia en Ecuador, ya que vivía de los recursos que el inmigrante enviaba. Además, a uno de los hijos lo tienen que someter a una delicada operación. De repente, todo se ha torcido para ellos. El 22 de marzo Vinicio llegó a Mallorca, el 1 de junio consiguió su permiso de residencia y 16 de julio se truncó su sueño español. La felicidad le había durado poco. Antes de conseguir viajar a Mallorca Vinicio trabajó en Loja como guardia de seguridad, en una empresa. Era un afortunado, ya que el índice de paro es escalofriante y él tenía un empleo relativamente cómodo. Cursó una solicitud para trabajar en el campo y un conocido empresario de Sencelles lo mandó llamar. «Mi hermano estaba feliz porque tenía un buen trabajo y las cosas le iban bien.