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La autopsia confirma que el ecuatoriano murió por un traumatismo craneal severo

El acusado del crimen de Sencelles insiste en que actuó en legítima defensa porque Vinicio iba armado

El cadáver de Vinicio yace tendido en el escenario del crimen.

JAVIER JIMÉNEZ
La autopsia realizada ayer al cuerpo de Franjil Vinicio Jiménez, el inmigrante ecuatoriano asesinado en Sencelles, confirmó que la causa de la muerte fue un traumatismo craneal severo, ya que el coche que lo arrolló le aplastó la cabeza contra el banco de la fachada de la casa.

El detenido, Segundo Marcelo R., pasó ayer su primera noche en los calabozos de la Guardia Civil y hoy por la mañana, a las diez, está previsto que preste declaración en el Juzgado de Instrucción Número 1 de Inca. El ecuatoriano, que fue expulsado de la empresa para que la actualmente trabajaba Vinicio, ha insistido en que actuó en legítima defensa, ya que su compatriota se dirigió hacia él armado con un cuchillo. «No recuerdo exactamente lo que ocurrió, pero sí que le atropellé con el coche», ha reconocido. El sudamericano, su hermano y su cuñada, y otras dos parejas, fueron invitadas el sábado a una barbacoa en la casa que Vinicio y otro ecuatoriano habían alquilado en Sencelles. La invitación partió del segundo de ellos y no sentó bien a la víctima. Estuvo con ellos, bebiendo y comiendo, pero la tensión se podía cortar. Vinicio, por la tarde, se fue de copas y regresó de madrugada, muy bebido. Empezó a amenazar a todos los presentes y, según los testigos, blandió un punzón, amenazadoramente. «¡Fuera de aquí todos!», gritó. A continuación, supuestamente, insultó a las mujeres y vertió comentarios misóginos. Marcelo se subió al coche de la empresa de aguas con su esposa y, de acuerdo con su versión, Vinicio siguió hostigándole. Se acercó a él con el arma en la mano y él, muy nervioso, aceleró. «Creo que di gas en lugar de frenar, pero no recuerdo muy bien qué pasó», reiteró el acusado. En cualquier caso, Marcelo volvió una y otra vez a la misma idea: «Yo no quería matarlo, estoy muy arrepentido de lo que ha pasado». Fuentes judiciales explicaron que se encuentra, emocionalmente, muy afectado. Su esposa y las otras parejas de ecuatorianos que estaban en la fiesta que se celebró junto al polideportivo de Sencelles han prestado declaración y casi todos han coincidido en su versión. La víctima mortal hacía sólo un mes y medio que había obtenido el permiso de residencia en España y su esposa y sus dos hijos, uno de ellos de pocos meses, se encuentran en Ecuador.

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