Una quincena de africanos que han llegado a Canarias en cayuco se han establecido en s'Arenal desde hace unos diez días. Todos son de Senegal, residen con compatriotas y familiares en distintos pisos, y se dedican a la venta ambulante de relojes, gafas de sol, DVD y otros objetos. Oficialmente no se conoce su presencia en la Isla pero Ultima Horalocalizó a un grupo de ellos la noche del pasado jueves.
Se conoce como 'cayucos' a los inmigrantes de Senegal y Mauritania, que en las últimas semanas han llegado a Canarias en embarcaciones del mismo nombre. Debido a la saturación de los centros de acogida muchos de ellos fueron trasladados a centros de la Península (Madrid, Alicante, Barcelona...), mientras que otros han sido repatriados. La noche del pasado jueves localizamos a dos senegaleses en la Platja de Palma. Uno de ellos habla castellano y el otro no. El primero nos explica que su compañero es un 'cayuco' y éste último se identifica con una tarjeta de color verde de la Cruz Roja, en la que figura un sello distintivo que señala: «Centro de acogida de Tenerife». Además, el senegalés, que no quiso dar su nombre, mostró dos folios escritos en francés, en cuya cabecera se lee «Droites» (derechos), y en una esquina está impresa una fotocopia de una foto de carnet.
El joven, de unos 30 años de edad, cuenta que en la Platja de Palma hay una quincena de senegaleses que se encuentran en su misma situación, y añade que el motivo de su venida es «porque aquí tenemos a amigos y a familiares». Todos ellos se desplazaron a la Isla por vía marítima, puesto que de haberlo hecho en avión tendrían que haber mostrado una documentación que no tienen.
El senegalés que habla castellano nos explica que han introducido a los «hermanos» en la venta ambulante «porque necesitan ayuda y tienen que comer». Los 'cayucos' residen en pisos con otros senegaleses y, a diferencia de los inmigrantes que disponen de papeles, es muy raro encontrarlos entrada la noche puesto que creen que es cuando la policía los puede localizar.
La venta ambulante la llevan a cabo desde primeras horas de la mañana y hasta que comienza a caer la noche, que es cuando regresan a los pisos que tienen alquilados y donde residen en grupos.