JAVIER JIMÉNEZ
Por sorpresa una veintena de agentes fuertemente armados irrumpió ayer en una finca colindante con el poblado de Son Banya y buscó durante una hora el zulo de donde se sustrajo 1.200.000 euros. La inspección fue positiva y el agujero se localizó en un huerto propiedad de «El Moreno», el hermano de «La Paca». El Juzgado de Instrucción número 4, que ayer se encontraba en funciones de guardia, autorizó el registro y cinco furgones de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción), apoyados por el Grupo de Atracos y una comisión judicial, llegó al poblado de improviso, sin margen de reacción para los moradores. El despliegue fue tan rápido y contundente que apenas se registraron incidentes. Nadie opuso resistencia, a excepción de un hermano de «El Moreno» que se enfrentó a los policías y fue detenido.
Ahora también se está investigando si tiene relación con aquella suma de dinero sustraída y que fue amasada con el narcotráfico. La propiedad de Isidro C. está ubicada en el Camí Nou de Son Banya, y es fácilmente identificable porque a la entrada hay una cuadra con fabulosos caballos. No es ningún secreto que «El Moreno» es un gran aficionado al trote. La comitiva registró la finca, que desde el exterior aparenta un estado casi ruinoso, y después prestó especial atención al huerto, que da a las últimas chabolas del poblado. Peinaron aquel terreno, palmo a palmo, y al final dieron con lo que buscaban: un zulo de dimensiones considerables perfectamente camuflado en la tierra. Allí, supuestamente, el clan de 'El Moreno' escondió 1.200.000 euros, que luego sicarios afines al clan de 'La Paca' sustrajeron. El sonado robo desató una oleada de represalias, secuestros y torturas, y una decena de implicados está ya en prisión. La Guardia Civil recuperó en una caja de seguridad de un banco de Palma 700.000 euros de aquel botín, pero la gran incógnita es: ¿Dónde está el resto del dinero? A la una de la tarde la comisión judicial se retiró de Son Banya y los policías, escalonadamente, fueron abandonando el poblado. A lo lejos, encaramados a una pared, decenas de gitanos seguían nerviosos el operativo policial.
En cuanto el cordón policial se relajó fueron acercándose a la finca, muchos de ellos inquietos por saber qué había encontrado la comisión judicial. En realidad, desde que el pasado día 17 se cometió el robo se ha producido una fractura social sin precedentes en el poblado. Unos recelan de otros y se vive un clima de 'caza de brujas'. En fin, un polvorín a punto de estallar.