El jefe supremo de la siciliana Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, buscado por las autoridades italianas desde hace más de cuatro décadas, fue detenido ayer. El capo mafioso, que admitió su identidad ante la policía, fue capturado en una casa de campo situada en las cercanías de Corleone, su localidad natal, situada a pocos kilómetros Palermo. De 73 años y huido de la Justicia desde que tenía 30, Provenzano está considerado por las autoridades italianas como el líder de Cosa Nostra desde 1993, cuando sucedió al detenido Salvatore «Toto» Riina.
En torno a su figura de escurridizo fugitivo se levantó, en los últimos años, una tupida leyenda, alimentada por el misterio que suscitaba un hombre «sin rostro».
Sólo las descripciones de algunos «arrepentidos» y un viejo retrato de los años 60 en el que aparecía muy joven habían permitido a las autoridades sicilianas reconstruir de forma aproximada su rostro por ordenador, en una imagen que fue difundida el año pasado por toda Italia. Las fuentes detallaron que en los bolsillos de sus pantalones llevaba papelitos con notas que utilizaba para comunicarse con sus hombres, pues no usaba el teléfono y el móvil para evitar ser interceptado por la policía.