PEP MATAS-EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Quizás nunca antes una llamada a un teléfono había sido tan útil, o
quizás sí que hay algún que otro precedente. Pero lo que está claro
es que, para la protagonista de esta historia, el sonido de su
teléfono móvil le salvó la vida. Antonia (el nombre es ficticio),
se encontraba la noche del pasado martes en la cola de embarque, en
el aeropuerto de Son Sant Joan. La acompañaba su novio y ella tenía
que desplazarse a Barcelona para visitar a un familiar. Pero la
joven se sintió mal, incapaz de subirse al avión y se lo dijo a su
novio. Éste le dijo que no se preocupara y le pidió que le esperara
mientras iba a cambiar el billete para que pudiera volar a la
mañana siguiente. Así lo hizo pero, al regresar donde había dejado
a la joven ésta no estaba. Sobre las 23.00 horas un vigilante de
seguridad encontró una bolsa entre la quinta y sexta planta del
párking, y la entregó a un agente del CNP. Cuando el policía se
dirigía hacia la comisaría sonó un teléfono móvil del interior de
la bolsa. El policía lo cogió y un hombre preguntó por su hija. El
agente conversó con el hombre y le explicó la situación, a lo que
éste último se preocupó porque su hija atravesaba por unos momentos
malos psíquicamente hablando. A partir de ahí se activó la alarma,
y poco después se localizó a la joven en la planta baja del
párking, inconsciente, y con evidentes señales de que se había
precipitado desde una altura de entre diez y doce metros. Dos
ambulancias se desplazaron al lugar, atendieron de urgencia a la
víctima y la trasladaron a Son Dureta, donde quedó ingresada en
UCI.
Una llamada le salvó la vida
Un policía encuentra a una joven inconsciente tras ser alertado a través de un teléfono móvil que la chica dejó en la bolsa de su equipaje