Una simple riña de tráfico a la salida de un colegio ha acabado en un juego de denuncias cruzadas que ayer vivió su primer episodio en los juzgados de Palma. El 6 de abril de 2005, Pedro M.G.M. acudía como cada día a recoger a su hijo al colegio público Migjorn, en Bendinat. El padre aparcó el coche en doble fila, una práctica habitual en ese colegio y que estuvo prohibida hasta septiembre de 2005, cuando una circular del ayuntamiento permitió el estacionamiento en doble fila. Una agente que regulaba el tráfico anotó la matrícula y, cuando el padre salió del centro escolar, le indicó que le había multado. A unos metros, y también en doble fila, el teniente de alcalde del ayuntamiento de Calvià, Alberto León, se bajó del vehículo y saludó cordialmente a la agente. El hombre pidió a la policía que también multara al político, aunque según su versión, ésta le dijo que «no la molestara». El multado se indignó y llamó «sinvergüenza» a la policía. También explicó al edil que le iba a denunciar por la infracción y éste indicó que no había problema.
Una patrulla llegó al lugar y varios agentes esposaron al hombre en presencia de su hijo y le introdujeron en el furgón policial. Sin embargo, la puerta estaba estropeada y tuvieron que meterlo «empleando la fuerza». El hombre cayó al suelo y se golpeó la rodilla derecha, sufriendo una fractura.
Ya en los calabozos, el detenido realizó dos pintadas, una en una placa de metacrilato y otra en la pared. En ambos casos, escribió el número de placa del agente que según él le había arrojado al interior de la furgoneta.
Al ver las pintadas, los agentes interpusieron una denuncia contra él por un delito de daños contra bienes de uso y dominio público, por lo que el fiscal solicitaba contra él un año y medio de prisión y 800 euros en concepto de indemnización para limpiar las pintadas. Ayer fue finalmente condenado a una multa de 540 euros y a pagar 496 euros de indemnización.