J.M.SASTRE/G.PICÓ
Silvia Matesanz es una ciudadana argentina que reside en un
apartamento de alquiler en la calle Costa den Nofre, en cala
Santanyí. Hace poco tiempo perdió el trabajo y ayer volvió a ser
castigada por la desgracia.
Alrededor de las 04.30 horas de la madrugada estaba durmiendo y se incendió la manta eléctrica que utilizaba para calentarse. En pocos segundos empezó a salir una gran humareda y, al ver que la manta se quemaba, Silvia cerró el diferencial eléctrico y llamó por teléfono a su hijo, que vive al lado, y a los bomberos.
Después trató de apagar el fuego con cubos de agua, pero no lo logró. A causa de la gran humareda, resultó intoxicada y sufrió una crisis de nervios que le impedía reaccionar. Su hijo llamaba por el portero automático pero no ella podía ir a abrirle. Tras llamar insistentemente durante varios segundos, el hijo de Silvia rompió el cristal de la entrada, subió hasta el apartamento, ubicado en el segundo piso, y ayudó a su madre a salir del mismo. Al lugar del suceso también se desplazaron efectivos de la Policía Local de Santanyí y de los Bombers de Mallorca, que extinguieron el fuego. También se acercaron algunos vecinos alertados por las sirenas de la policía y los bomberos.
Las llamas causaron daños materiales en la habitación donde dormía Silvia, destrozaron un móvil y un ordenador, entre otros efectos, y el humo afectó a las paredes y al techo del resto de la casa.
La mujer resultó intoxicada, sufrió quemaduras leves en las piernas y las manos al tratar de apagar el fuego y tuvo que ser evacuada al hospital de Manacor, donde se le practicó un reconocimiento médico.
Horas después, Silvia, de unos 50 años, fue dada de alta y regresó a su domicilio. La mujer lamentó ayer por la tarde «la mala suerte que tengo últimamente ya que hace poco tiempo que he perdido el trabajo y ahora me ha pasado ésto».