EFE-SAN SEBASTIÀN
Dos personas resultaron heridas leves en un desprendimiento de
toneladas de tierra y rocas que sepultaron ayer tres carriles de la
autopista A-8 a la altura de la localidad guipuzcoana de Deba, por
lo que esta vía se cerró al tráfico. El suceso se registró a las
7.50 horas en el kilómetro 52,5 de la A-8, donde una ladera situada
a la derecha de los carriles en sentido a Bilbao se derrumbó sobre
la carretera, que quedó sepultada por la avalancha de rocas de gran
tamaño, que se extendía por unos 40 metros de largo.
El desprendimiento afectó a cuatro vehículos, uno de ellos un camión cisterna que transportaba un producto utilizado para producir un aislante para frigoríficos, pero no ocasionó heridas de gravedad a ninguno de los viajeros, ya que sólo dos personas fueron atendidas en el lugar por los servicios médicos, al presentar diversos cortes y erosiones.
El transportista que conducía el camión, que quedó empotrado contra las rocas, resultó ileso aunque, como comentó, si llega a circular sólo dos metros más adelante «hubiera quedado sepultado» bajo las rocas.
Joaquín Carrasco explicó que primero observó un pequeño desprendimiento y después, al ver caer piedras, pudo frenar para presenciar cómo, en cuestión de segundos, «cayeron toneladas de rocas». Según el testimonio de este camionero, el desprendimiento desplazó hacia la mediana a los coches que en ese momento pasaban por ese punto.
Al lugar del siniestro se desplazaron los bomberos, técnicos de Atención de Emergencias, sanitarios, un helicóptero de la Ertzaintza y la unidad canina de la Policía Autónoma, que rastreó las piedras para descartar que no hubiera más vehículos.