Carway era el nombre de una hierba «milagrosa» japonesa que curaba la adicción de los toxicómanos. Se trataba, según el presunto estafador, de una fórmula única que él había conseguido importar y que podía generar beneficios económicos millonarios a sus futuros socios. Al menos un empresario de Manacor picó y le entregó 70.000 euros para participar en un negocio tan fabuloso como irreal. Al final, la Policía Judicial de la Guardia Civil ha intervenido en el asunto y ha detenido al 'cerebro' de la estafa.
El acusado, que tiene una cincuentena de años, contactó por primera vez con la víctima en el mes de mayo. Le explicó, con gran misterio, que había conseguido unas hierbas casi «mágicas» que nacen en Japón y que son la panacea para los heroinómanos y cocainómanos. Curaban, sin reservas, la adicción y todavía no habían sido comercializadas en España, por lo que el negocio era seguro. El empresario de Manacor aceptó y acordó con él unos pagos mensuales, mientras aquél ponía en marcha el centro, que debía montarse en Palma. Los meses pasaron sin que el «mecenas» viera avances y hace unos días perdió la paciencia y comprendió que había sido timado. En total, le había entregado 70.000 euros en pagos mensuales. Acudió a la Guardia Civil y la Policía Judicial de Manacor se hizo cargo de la investigación.
De momento sólo se ha confirmado que hay un estafado, pero el número podría aumentar. Los agentes detuvieron el martes al sospechoso y se incautaron de las supuestas hierbas milagrosas. El hombre negó que hubiera aceptado contribuciones económicas de empresarios a cambio de gestionar un centro destinado a la curación definitiva de drogadictos.
Ayer por la mañana fue trasladado al Juzgado de Instrucción Número 1 de Manacor, donde prestó declaración ante el juez encargado del caso. Al tratarse de un delito económico y existir, de momento, una única denuncia, el imputado quedó en libertad con cargos, a la espera de juicio. La Guardia Civil, según informaron ayer en fuentes del juzgado, está analizando las hierbas precintadas y todo parece indicar que ni siquiera proceden de Japón.