EFE-ISLAMABAD/LAHORE
Unos 17.000 niños pudieron morir en el terremoto del día 8, que ha
afectado a entre 1,6 y 2,2 millones de menores, según aseguró ayer
en Islamabad la directora del Fondo de la ONU para la Infancia
(Unicef), Ann Veneman. «El trauma que han experimentado esos niños
creo que es peor que otras tragedias como el tsunami, porque muchos
de ellos se encontraban en la escuela cuando ocurrió el terremoto»,
apuntó Veneman. La directora de Unicef se entrevistó ayer con el
presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, quien le
agradeció la asistencia prestada por ese organismo y le aseguró que
el Gobierno se ha asegurado de que estén protegidos los niños que
se han quedado huérfanos.
Según Musharraf, el sistema de extensas familias de Pakistán garantiza que los niños no se queden solos y, en el caso de que hayan fallecido sus parientes, serán alojados en instalaciones para menores. Por su parte, la directora de Unicef, que acaba de regresar de una gira por las zonas afectadas, indicó que ese organismo hará todo cuanto esté en su mano para facilitar los esfuerzos de reconstrucción y ayuda a los damnificados.
Veneman insistió en que es preciso prestar asistencia inmediata a las zonas más remotas afectadas por el seísmo, ante el riesgo de que se produzca una segunda oleada de muertes a causa del frío. Según las autoridades paquistaníes, la destrucción causada por el terremoto afecta a más de 3,3 millones de personas, de las que al menos 800.000 carecen de cobijo cuando ya en la región se registran temperaturas bajo cero. El terremoto del 8 de octubre, que alcanzó los 7,6 grados en la escala de Richter, causó al menos 55.000 muertos y cerca de 80.000 heridos.
Por otra parte, los jefes de la Fuerza de Reacción Rápida de la OTAN se reunieron ayer con el Estado Mayor del Ejército paquistaní para determinar el lugar de despliegue de las tropas que, bajo mando español, asistirán a los damnificados por el terremoto.