La víctima mortal era muy conocida en Pollença y era habitual verlo pilotando su ciclomotor Mobylette Campera por la carretera principal y también por las calles del pueblo.
Ayer, con las primeras luces del día, a las seis y media de la madrugada, Eloy Jordà Fuster enfiló un tramo recto con cambios de rasante a la salida de Pollença. Se trata de un punto donde se han registrado en los últimos años otros dos accidentes mortales, además de colisiones que se han saldado con daños materiales y heridos de distinta consideración. El jubilado, de 66 años de edad, circulaba correctamente y de repente su carril fue invadido por un coche de la marca Renault 19, cuyo conductor se despistó. El impacto para Eloy fue mortal de necesidad y salió despedido brutalmente. Su cuerpo quedó destrozado y falleció prácticamente al instante. El conductor del otro vehículo, un inmigrante senegalés de 26 años, salió ileso y explicó que no había podido hacer nada para evitar la colisión. La Policía Local de Pollença, una ambulancia del 061 y el subsector de Tráfico de la Guardia Civil acudieron hasta ese punto kilométrico, donde yacía sin vida el jubilado.
Los médicos sólo pudieron certificar el fallecimiento y el cadáver fue trasladado hasta el anatómico forense. La Benemérita tomó declaración al conductor senegalés y tras comprobar que no se encontraba bajo los efectos de bebidas alcohólicas lo dejó marchar. Del siniestro fue testigo parcial un conductor de un Nissan, que contó lo que había presenciado a los investigadores. En ese mismo punto donde ayer murió Eloy ya se han registrado en los últimos años otros dos accidentes mortales, uno de un peatón que fue arrollado y el otro de un motorista igualmente atropellado. Se trata de un tramo irregular, con pendientes y bajadas, cuya visibilidad es deficiente. En ocasiones el conductor cree que puede realizar la maniobra de adelantamiento y se encuentra con que en ese carril hay un vehículo que no había detectado. Las consecuencias suelen ser graves. Y en casos como el de ayer mortales.