Sebastián Terrassa, Francisco Alorda y Francisco Rullán son las tres personas que viajaban en el Volkswagen Polo que se despeñó desde 25 metros el pasado miércoles en sa Calobra. El primero fue hospitalizado en Son Dureta y los dos 'Xiscos' ingresaron en la Clínica Femenía, con diversas lesiones, pero no se teme por la vida de ninguno de ellos.
Sebastián, de 44 años y Francisco Alorda, de 26, residen en Establiments mientras que Francisco Rullán, de 43 años, es de Sóller. Los tres son compañeros de trabajo y como el miércoles por la mañana tenían libre habían quedado para ir a buscar setas.
Xisco Alorda explicó ayer cómo ocurrió el accidente: «Sebastián conducía, Xisco Rullán iba en el asiento del copiloto y yo detrás. Debían ser las 07.15 de la mañana y bajábamos hacia sa Calobra. No íbamos rápido, pero había niebla y la carretera estaba mojada. Al tocar el freno en una curva el coche patinó y seguimos recto. Sólo recuerdo que estuvimos volando durante tres o cuatro segundos, el coche dio una vuelta en el aire y después hubo un impacto».
El conductor y el copiloto llevaban el cinturón y posiblemente ello les salvó la vida. Xisco Alorda se tumbó en el asiento trasero «porque pensé que el coche se iba a chafar».
La caída fue espectacular y el vehículo quedó con las ruedas hacia arriba. El primero en salir fue el ocupante de la parte trasera, después salió el copiloto y en tercer lugar el conductor. Todos ellos por su propio pie a pesar de las lesiones que sufrieron. Xisco Alorda agregó: «El coche se quedó con las luces encendidas, creíamos que se iba a incendiar y decidimos salir como pudimos». Después, Sebastián ingresó en Son Dureta. Sufrió varias brechas en la cabeza y tiene un riñón dañado. Francisco Alorda se fracturó un brazo por dos partes, padeció un golpe en la cabeza y a veces se le nubla la vista. Por su parte, Xisco Rullán tiene un fuerte golpe en el pecho un brazo y un dedo rotos y diversas contusiones.
Alorda visitó ayer a Rullán y comentó, con buen humor, que «no sabemos de cuántos metros fue la caída, pero tenemos la suerte de poder contarlo». El brazo de la grúa que rescató el vehículo tiene 17 metros y se estiró por completo. Además hubo que 'tirar' varios metros de cable y usar dos bragas de cuatro metros. «Podemos contarlo y decir que hemos vuelto a nacer», concluyó Alorda.