JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
La jornada de ayer se tiñó de sangre en sa Pobla y Manacor. Con
pocas horas de diferencia, una mujer fue asesinada en la primera
localidad y un joven murió tiroteado en la segunda. Esta es la
crónica de un sábado sangriento. Margalida Ros se enfrentó con su
vecino, Evaristo Díaz, a las siete y media de la mañana. Oyó gritar
a la esposa de él, inválida, y quiso mediar para que no la
maltratara.
Las consecuencias fueron fatales: Evaristo, un jubilado de 69 años, le reventó la cabeza con una botella de cava. Luego atacó al padre de ella, un octogenario que sufrió heridas graves, al igual que su mujer minusválida, que también fue apaleada. El asesino se autolesionó y subió a la terraza de su casa, con la supuesta intención de lanzarse. No lo hizo. La Guardia Civil procedió a su detención.
Pocas horas después, otro crimen sacudió la Isla. En las afueras de Manacor un payés descubrió el cadáver de un joven tiroteado en una finca. La víctima es un delincuente habitual de 30 años, llamado Julio Camacho. De momento no se han practicado detenciones y el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía se ha hecho cargo de la investigación. El móvil podría ser una venganza o un ajuste de cuentas. El arma homicida es una escopeta de caza, probablemente del calibre doce. No se sabe si recibió uno o varios tiros. Los cartuchos son de postas y tenía perdigones por distintas partes del cuerpo.