El agua, con el tiempo, siempre revisa las escrituras. Es justo lo que pasó ayer por la tarde en la urbanización Vista Alegre, en sa Caixota de es Cubells, municipio de Sant Josep, una zona denunciada por presuntas ilegalidades urbanísticas por grupos ecologistas y políticos. «Se venía venir desde hace muchos años» fue la frase más repetida por los numerosos miembros de Protección Civil que vigilaban la zona. Las montañas de arcilla crujían, daban miedo, los edificios terminados se desplomaban, las piscinas se vaciaban y las mansiones que aún se están construyendo murieron, ayer, antes de nacer. La carretera se hundía y las grietas en el asfalto de la costa medían metros.
El agua pasó factura y, en realidad, tampoco llovió tanto. Fueron 150 litros por metro cuadrado en toda la noche y la mañana de ayer. El edificio más grande de esta urbanización de la costa josepí tiene cuatro plantas y unas 30 viviendas, abandonado por mandato del ayuntamiento desde aproximadamente un año, ayer se caía literalmente a trozos. Diecisiete edificios más fueron desalojados a toda prisa ante el inminente peligro de desplome.
Seis de estos corren la misma suerte que el de cuatro plantas. En la zona estaba el arquitecto municipal, Antonio Huerta, que recordó que, aunque el Ayuntamiento ordenó el desalojo del edifico grande, los propietarios estaban intentado rehabilatarlo. Ahora ya se les ha quitado la idea de la cabeza. «Ya se desalojó por eso, por fallos», explicó Huerta. El terreno arcilloso de los acantilados urbanizados de sa Caixota no drena como debería drenar. Eso es evidente.