OTR PRESS-MADRID
El anestesista Juan Maeso, único acusado por contagiar el virus de
la hepatitis C a 276 pacientes operados en cuatro hospitales de
Valencia, aseguró ayer que cualquiera en un hospital puede
inyectarse las anestesias sobrantes de las operaciones quirúrgicas,
en las que es imposible saber si al enfermo se le ha suministrado
toda la cantidad que contienen las ampollas. El Colegio de Médicos
afirmó, respecto a unas declaraciones realizadas por Maeso, que el
virus de la hepatitis C sólo se contagia por vía sanguínea, aunque
insistió en que «la presunción de inocencia debe existir» para todo
el mundo.
Maeso confirmó que únicamente ha anestesiado a uno de sus familiares, que no sufre hepatitis C, y añadió que no adoptó otras medidas diferentes a las que emplea en su práctica habitual. El acusado explicó respecto a cómo se calcula la cantidad de anestesia suministrada a un paciente que existen dos controles: la hoja de anestesia o las dosis y miligramos, y aseguró que puede sobrar y que «es imposible de saber» si la cantidad que hay en las unidades se le ha puesto al paciente.
El acusado también volvió a contestar preguntas sobre su supuesta adicción a los opiáceos y aseguró que en las llamadas que recibió en noviembre de 1997 una voz que no reconoció le amenazaba y le insultaba con «drogadicto, asqueroso, te vamos a matar». El anestesista aseguró que sus enfermos no se despertaban antes de terminar la operación y afirmó que nunca anestesió en el antequirófano y adoptaba todos los medios para prevenir enfermedades.