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Crimen en una caseta de campo

Un verano 'bañado' en sangre

Mallorca ha registraod ocho muertes violenta en los últimos dos meses

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Ocho muertos en dos meses. Mallorca ha vivido uno de los veranos más violentos de los últimos años con una inusual tasa de crímenes, la mayoría de ellos debidos a casos de violencia doméstica.

La siniestra racha comienza el pasado 28 de junio. En esa madrugada, especialmente calurosa, un esquizofrénico llamado Farid Antonio Alami es detenido. En la vivienda que comparte con su familia en Platja de Palma, la policía encuentra el cadáver de su padre tendido en un gran charco de sangre, con golpes en la cabeza.

Apenas 10 días después, los vecinos de la calle Morlà de Palma se sobresaltan por la muerte a tiros de Ligia García y sus dos hijas menores de edad, Samantha y Carolina. En principio la policía detiene como sospechoso al compañero de la mujer, un funcionario de la policía. Posteriormente, la investigación aclara que fue la madre quien disparó a las menores y luego se quitó la vida con el arma reglamentaria del hombre.

Otro episodio violento que bien pudo convertirse en homicidio tiene lugar el 30 de julio en el club de alterne «Gobo Rojo» de Palma, cuando Cristóbal C. irrumpe en el club y dispara al portero con una escopeta. La bala le da en el brazo, y aunque está a punto de perderlo, logra recuperarse tras una larga estancia en el hospital.

La racha continúa el 19 de agosto con el terrible hallazgo en un apartamento de es Terreno de Ana María Minissale, con varios golpes en la cabeza, y su novio, colgado en la misma habitación. Los cuerpos llevan seis días en el apartamento cuando son encontrados, y las primeras hipótesis apuntan a que el hombre mató a la mujer y después se ahorcó.

Los celos también parecen ser la causa de la muerte de Josefa Rodríguez el pasado viernes en el domicilio familiar de es Vivero, en Palma. La mujer es encontrada estrangulada, y pocas horas después el marido, Gregorio González, confiesa que la ha matado porque «chateaba por Internet con otros hombres». La muerte ayer de Pedro Bonnín Fuster es el último episodio violento de este verano, aunque las circunstancias de su asesinato aún deben aclararse.

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