El caso de la madre que se quitó la vida tras matar a sus dos hijas en la calle Morlà está ya prácticamente cerrado a nivel oficial. El Grupo de Homicidios tiene previsto entregar hoy al juez las diligencias que se han efectuado, porque tiene que ser la autoridad judicial la que tome la decisión al respecto. Pablo Riquelme, compañero durante cuatro años de Ligia, se personó ayer en la Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de Policía. Riquelme está pendiente de la llegada de dos hermanos de Ligia, desde Santo Domingo, para incinerar los tres cadáveres y llevarse las cenizas a la República Dominicana. En una conversación mantenida ayer con Ultima Hora, Riquelme dijo tener «un inmenso vacío tras la muerte de Ligia y de las niñas». El compañero de la mujer dijo, hablando del carácter de Ligia, que hace un tiempo recibió en el ordenador que tiene en su oficina del lavacoches, un mensaje de Ligia que dice textualmente: «Si pasas un día de tu vida sin sonreír es un día que has perdido». Ayer, Pablo tenía la pantalla abierta con el mensaje de Ligia, mientras recordaba pasajes de su relación con ella y las dos niñas, Samanta y Carolina, de doce y ocho años de edad respectivamente.
Si como es de esperar, la autoridad judicial da el caso por cerrado, el piso de la calle Morlà donde ocurrieron los hechos podrá ser desprecintado. En relación a este caso, una persona que hasta el momento no ha dado señales de vida, a nivel oficial, es el ex marido de Ligia y padre de las dos niñas. El hombre regenta un bar en Benidorm y la semana pasada dijo a Ul-tima Hora que se desplazaría a Palma «en los próximos días», pero hasta el momento no hay constancia de que lo haya hecho. También dijo que había nombrado un abogado «para que se haga cargo de las gestiones necesarias».