Un vecino de la Colònia de Sant Pere ha sido condenado por un juzgado de Palma a pagar una indemnización de 79.851 euros por arrollar con una lancha a un buceador, que murió a consecuencia de las graves heridas provocadas por la hélice.
El accidente ocurrió en el mes de agosto de 1998 frente a las costas de Artà. El acusado, junto con su mujer y dos amigas más, habían decidido pasar un día en el mar y fueron hasta Cala Torta a bordo de la lancha «Bad boy». A su regreso, doblaron el cabo de Es Caló de s'Estret y se dirigían ya hacia el puerto de la Colònia a unos 15 nudos cuando la mujer del acusado, que era la única con permiso para manejar la embarcación, pidió a su marido que le relevara en el timón para recoger sus efectos personales. Manuel M.P. no tenía entonces el título para manejar esa lancha, aunque poseía una amplia experiencia, ya que llevaba 20 años guiando embarcaciones más pequeñas y había estado enrolado dos meses en una barca de pesca.
Cuando se hallaban en la zona conocida como s'Obertura, a unos 250 metros de la costa, Manuel vio una pequeña embarcación. Al timón se encontraba un conocido suyo, que le hizo señales con la mano. Manuel le contestó creyendo que se trataba de un saludo, aunque en realidad le estaba avisando de que disminuyera la velocidad, puesto que la pequeña embarcación llevaba dos cabos a los que iban agarrados dos buceadores. Uno de ellos, Guillermo Alajarín, fue arrollado por el «Bad boy». La hélice del barco le seccionó completamente un brazo y le causó varias heridas más en el resto del cuerpo, por las que murió.
El fallo considera a Manuel M.P. culpable de una falta de imprudencia simple con resultado de muerte. De este modo se rebaja notablemente la petición inicial del fiscal, que pedía un año de cárcel por un delito de homicidio imprudente. El fallo fundamenta en parte esta decisión explicando que ninguno de los buceadores llevaba boya de señalización.