El subdirector general de Conducción de Crisis de Presidencia del Gobierno, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, propuso el cese temporal del teniente coronel Antonio Peñafiel al frente de la Comandancia de Albacete por irregularidades en su gestión y la división que existía entre los mandos en el cuartel. Rodríguez Búrdalo declaró ayer en el juicio contra Peñafiel, que la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Encarnación Naharro, le hizo partícipe en noviembre de 2002 de que Peñafiel había sancionado al segundo jefe del cuartel, Isidoro Turrión, antes de que éste recibiera dicho correctivo, que existía malestar entre los mandos y que había trascendido a los medios de comunicación. Como testigo de las partes, el general Búrdalo explicó que, con anterioridad a su cargo como general jefe de la Guardia Civil en Castilla-La Mancha cuando sucedieron los hechos, coincidió con Peñafiel en otros destinos en los que el teniente coronel pudo haber sido sancionado por determinadas conductas pero ante los que siempre prefirió corregir por la vía de la palabra y no por la sanción.
Explicó que las desavenencias entre Peñafiel y Turrión fueron conocidas por él en agosto de 2002 a través de una carta que le remitió el teniente coronel, aunque dijo que ese verano ni el segundo jefe ni los capitanes de las compañías le comunicaron ninguna queja. Tras varias llamadas de Turrión a comienzos de noviembre de 2002 alertándole de que Peñafiel le había sancionado y que existía «inquietud» en el cuartel y «división» entre los subordinados, Rodríguez Búrdalo supo por el segundo jefe que le tenían «mucho miedo», según manifestó. Ese mismo día, continuó, recibió la llamada de Encarnación Naharro dándole cuenta de la situación. Entonces ordenó la apertura de una información administrativa sobre Peñafiel.