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«El 'kamikaze' venía directo hacia mí, parecía un robot y yo era su objetivo»

Margalida Payeras, víctima del 'conductor suicida' de Manacor, recuerda cómo ocurrió el accidente

Margalida Payeras continúa en el hospital de Manacor a la espera de nuevos diagnósticos sobre su estado.

M.PUIGRÒS / C.VENY
La mañana del pasado lunes 2 de mayo fue trágica para la manacorina Margalida Payeras Llodrà, de 53 años. La mala suerte quiso que a las 6.50 horas, al dirigirse en su automóvil Peugeot 106 hacia su lugar de trabajo en Cala Millor, Margalida se cruzase con Ricardo A.E, conductor presunto suicida y en tratamiento psiquiátrico. Este hecho estuvo a punto de costarle la vida a la manacorina puesto que de las investigaciones efectuadas el hombre, que conducía un Renault, desvió su trayectoria con la presunta intención de suicidarse, empotrando su coche contra el Peugeot 106.

Margalida Payeras, viuda desde hace años, permanece ahora ingresada en la Fundació Hospital de Manacor a la espera de saber si debe ser operada o no del sacro y la pelvis, las partes más resentidas de su cuerpo tras el accidente. Su única hija Beatriz de 30 años no se separa de su lado.

-Margalida, ¿cómo se encuentra ahora?
-Estoy muy dolorida , tengo una fisura en la pelvis y el sacro roto, además del bazo y el hígado un poco resentidos pero parece que no será nada grave. Me han hecho muchas pruebas y me siento cansada.

-¿Recuerda usted algo de lo sucedido?
-Todo. Yo no perdí la consciencia en ningún momento. Acababa de salir de casa y me dirigía en dirección Manacor-Porto Cristo porque entraba a trabajar a las siete de la mañana. Pocos metros después de la gasolinera que hay en la recta de Santa Cirga ya vi un coche que se cambiaba de carril y se dirigía de frente hacia mi, iba a toda velocidad. Le toque el claxon por tres veces. Le veía claramente, iba directo hacia mi y yo era su objetivo. Parecía un robot sin inmutarse. De repente hizo ademán de volverse a su carril pero no, circulaba justo en medio de la calzada.

-¿Y entonces?
-Entonces sucedió todo, fue muy rápido. Al verle encima de mi pensé en echarme a la izquierda pero no lo hice por si él también se desviaba. Entonces giré a la derecha y pude esquivar un poco el golpe porque de forma contraria habría sido un choque frontal y seguro que no lo cuento. Reitero que él iba a toda velocidad.

-¿Tras el golpe siguió usted consciente?
-Sí, mi coche se quedó casi en la cuneta y empezó a salir humo. Pasó un coche y no paró, tal vez pensó que el accidente no había ocurrido en aquel momento porque el automóvil del «kamikaze» salió despedido campo a través a más de 200 metros del mío y no se veía desde la carretera. Entonces intenté salir como pude porque la pierna izquierda me dolía mucho. Inmediatamente pararon dos jóvenes a los que estaré eternamente agradecida porque no me dejaron sola ni un momento. Yo les decía «hay otro coche» hasta que uno de ellos localizó al otro conductor.

-¿Tiene miedo de volver a coger el coche?
-No me lo he planteado todavía, ahora sólo quiero asumir todo lo que me ha ocurrido. No sé si le tengo miedo al coche o no.

-¿Qué piensa hacer ahora?
-Por la vía legal quiero llegar hasta el fondo de la cuestión . Que me den todo lo que me toca y que quede claro que no lo haré por el tema monetario. Ha sido todo una injusticia muy grande. Mala suerte también, y ya me está empezando a afectar psicológicamente porque aquel joven se quería matar... -Margalida se emociona- e iba a por mi.

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