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«Lo único que ha quedado del cuerpo de mi esposa, Renate, son dos pequeños huesos»

Gunter Möller, acusado de quemar el cadáver de su mujer, dice que su fallo fue no avisar a un médico o a la policía

NILS MÚLLER
«El domingo por la mañana, día 20 del pasado mes de febrero, cuando me desperté, descubrí que mi esposa, Renate, estaba muerta. Decidí incinerarla por lo que hice un fuego en el jardín...». Gunter Möller, el alemán de 69 años que reside en una finca de Montuïri, da su versión de lo ocurrido tras haber sido detenido, ingresado en la cárcel de Palma y salir en libertad con cargos el pasado miércoles por la tarde.

«Mi fallo -añade- fue que no avisé a la policía ni a un médico, pero yo no la maté. El día anterior mi esposa tenía dolor en las piernas por lo que se acostó pronto, y a la mañana siguiente la encontré muerta. Dentro de tres meses teníamos que celebrar las bodas de oro y yo nunca la hubiera matado». Gunter Möller manifiesta que en el año 1999 sufrió una apoplejía y que su esposa tuvo dos, en los años 2001 y 2004. Desde hace unos diez años ambos residían en la finca de Montuïri, y ahora el hombre dice que en unos meses quiere regresar a su ciudad natal, Frankfurt. Sin embargo este deseo no es compatible con el hecho de que tiene que ser juzgado en Palma, en principio el delito de inhumación ilegal, y quizás por otros. Gunter Möller está pendiente de pasar un exámen psiquiátrico y asegura que «todo lo que se ha encontrado de los restos de mi esposa son dos pequeños huesos, que había entre las cenizas en el jardín». Estos restos tienen que ser analizados por un médico forense.

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