CHAMPIKA LIYANARACHI COLOMBO
Tras más de siete semanas de dramática espera y después de haberse
sometido a unas pruebas de ADN, los padres del «Bebé 81»,
Abhilasha, que sobrevivió milagrosamente a los «tsunamis» de
diciembre en Sri Lanka, pudieron llevarse ayer a su hijo a casa. El
final feliz llegó cuando el bebé fue entregado por la mañana a sus
padres, Junitha y Murugupillai Jayarajah, en la sala del juzgado de
la pequeña población de Kalmuni, donde residen.
Sonriente y visiblemente emocionada, la madre, Junitha, se acercó al estrado de la sala del tribunal y cogió en brazos a Abhilasha, su hijo nacido el pasado 19 de octubre, vestido ayer de rosa y con un gorrito azul, de manos de un médico del hospital en el que había estado acogido durante todo este tiempo. Fuera de la sala, el edificio se encontraba atestado de amigos de los Jayarajah, miembros de grupos voluntarios y periodistas, que han seguido de cerca el caso y las vicisitudes que ha vivido la pareja en estas semanas.
Tras la recepción formal del niño, un coche de UNICEF trasladó a la pareja, que perdió su vivienda en la catástrofe, a la casa de unos amigos donde se alojan, aunque Murugupillai declaró que pronto tendrán un nuevo hogar, pues varios vecinos se han ofrecido a ayudarle a construirla.
En el camino, el coche paró junto a un templo hindú, en el que el padre rompió un coco en señal de agradecimiento a los dioses por haberles devuelto a su hijo. El conocido como el «Bebé 81», debido al número con que ingresó en el hospital al que fue llevado tras ser encontrado, milagrosamente ileso, por un vecino sobre un montón de escombros, cuando las olas gigantes se retiraban.