El mayorista Iberojet, fletadores del crucero Grand Voyager, atribuyó ayer a una «gran ola» la causante de la avería de la embarcación cuando el lunes realizaba el trayecto entre Túnez y Barcelona. El consejero delegado de la compañía, Gabriel Subías, detalló ayer la odisea vivida en el crucero por pasajeros y tripulación, animó a reclamar indemnizaciones y avisó que Iberojet se reserva la posibilidad también de adoptar medidas contra la empresa propietaria del barco cuando se conozcan los detalles y se investiguen las causas de la avería.
Subías explicó que la «gran ola» impactó con el puente de mando, rompió el aislamiento y dañó todos los sistemas de comunicaciones. Los cuatro motores del barco se pararon durante 40 o 50 minutos y eGrand Voyager quedó a la deriva, sin gobierno, en una situación que Subías calificó de «crítica». «En ningún momento se contempló la posibilidad de desalojar el barco», aclaró el consejero delegado de Iberojet.
El capitán del barco emitió una señal de auxilio a las 9.15 horas del lunes cuando eGrand Voyager se encontraba a 65 millas de Menorca. Una vez que dos motores del barco pudieron ponerse en marcha de forma manual, el barco se dirigió hacia Cerdeña a una velocidad que no superó los 12 nudos. EGrand Voyager estuvo escoltado en todo momento por eGimmi, un buque inglés que se encontraba cerca del crucero en el momento de la avería en alta mar.
«El Mediterráneo es un mar muy seguro y lo ocurrido el lunes no había pasado nunca», detalló Subías. El directivo de Iberojet dijo que su compañía estudiará todas las indemnizaciones que pueda pedir los pasajeros y prometió: «atenderemos las reclamaciones sin regatear medios económicos». De los 474 pasajeros, 6 siguen hospitalizados en Cerdeña con distintas contusiones.