Desde que se inició la campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT) ninguna vía principal de Mallorca se ha librado de los controles. La autopista de Inca, la de Andratx, la vía de cintura, la carretera de Manacor, la carretera vieja de Inca y también algunos tramos secundarios han sido controlados, principalmente por las tardes y por las noches. Los operativos más complicados han sido los de las autopistas, por el riesgo que entrañan. «El primer paso -explicó ayer uno de los suboficiales que ha participado en los controleses señalizar la zona, para evitar accidentes, ya que los coches van a una velocidad elevada. De ello se ha encargado una empresa contratada para este cometido. Durante un kilómetro se instalan señales luminosas, carteles anunciadores y conos. Luego, se habilita un carril para que los conductores soplen, de tres en tres».
En cada dispositivo participan entre ocho y diez guardias, supervisados por un suboficial. Ayer, por ejemplo, le tocó el turno a Inca. El control se ubicó al final de la autopista, a la entrada a la ciudad, y más de 200 conductores soplaron, de las tres a las cinco de la tarde. Los controles se efectúan de tal manera que no se producen retenciones o colapsos circulatorios, según añadieron las fuentes consultadas. Este año, entre los días 12 y 25 de julio, el subsector de Tráfico de la Guardia Civil ya llevó a cabo otra campaña masiva de alcoholemias en Balears. En aquella ocasión, en trece días soplaron 5.400 personas y 158 dieron resultado positivo. Sin embargo, la cifra de ahora (3.941 alcoholemias en sólo seis días) no tiene precedentes. El objetivo es reducir la siniestralidad en las carreteras y conseguir unas navidades más tranquilas. Los conductores, como siempre, tienen la última palabra.