Durante tres largas semanas Hércules Ambrosio O.S. ha estado sin saberlo en el punto de mira de la Policía Judical del cuartel de Llucmajor.
Los investigadores tenían la certeza de que el ciudadano brasileño, de 32 años, se dedicaba a la venta de pastillas de diseño tanto en el interior como en el exterior de un 'after hour'de Marrtaxí, pero tenían que probarlo. Por ese motivo, lo sometieron a discretos seguimientos y descubrieron, entre otras cosas, que había llegado de forma legal a España, aunque su permiso de residencia ya había caducado. Residía en un bloque de apartamentos de lujo muy próximo al palacio de Marivent, en Cala Major, con piscina, jardines y otras comodidades. Le gustaba vestir de forma elegante, con marcas caras, y no conducía. Siempre que tenía que moverse de un sitio a otro lo hacía en coches de amigos. Pero, paradójicamente, pese a llevar este alto tren de vida Hércules Ambrosio no tenía trabajo conocido.
El pasado lunes, a las diez de la mañana, el brasileño fue interceptado en los aledaños de la discoteca del polígono de Marratxí que tanto frecuentaba. En su poder se le intervinieron 26 comprimidos de éxtasis, dos papelinas de cocaína, y 400 euros fraccionados en billetes de 50, 20, 10 y 5 euros. Horas después, los agentes se desplazaron a su piso y con la preceptiva orden judicial lo registraron a fondo. Allí aparecieron otros 1.845 euros fraccionados de la misma forma, una balanza de precisión, una caja que contenía un fármaco utilizado habitualmente para adulterar las dosis, recortes para las dosis, un revólver simulado y una agenda con detalles muy reveladores.
Entre los papeles aparecían direcciones e identidades de las personas que le adquirían sustancias, y sobre todo de los compradores que le debían dinero. Ese listado de contabilidad demuestra que las transacciones eran continuas y por importes muy elevados. Hércules Ambrosio, que carecía de antecedentes policiales hasta la fecha, será puesto hoy a disposición del juzgado de instrucción número 3 de Palma.