«Me pasé con ella y espero que me perdone, aunque en ningún momento tuve la intención de matarla». Robert M.D.A., el hombre acusado de tentativa de asesinato y violación a su ex pareja, aceptó ayer parte de sus responsabilidades durante el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Palma, y que podrían significar para él hasta 30 años de cárcel. En su declaración, el acusado reconoció que el pasado 26 de enero acudió al domicilio de su ex novia, en Palma, a sabiendas de que se encontraba sola. Según él, la visita era para «hablar» de su separación, que había tenido lugar un mes antes. También reconoció que cogió un cuchillo de 20 centímetros de hoja de casa de su hermana y que lo llevó prendido en el pantalón, aunque dudó a la hora de contestar para qué lo necesitaba.
El hombre se justificó afirmando que estaba borracho después de haber tomado «25 cervezas y 5 ó 6 whiskies a lo largo de todo un día y toda una noche». Esta afirmación se contradice con lo que declaró ante la policía y el Juzgado de Instrucción y con la declaración de la víctima. El acusado también negó rotundamente el cargo de violación que se le imputa. En este caso, afirmó que tres policías le agredieron en los calabozos para que cambiase su declaración.
La versión de la víctima es mucho más dura. Según indicó, el día de la agresión ella estaba durmiendo cuando su ex pareja echó la puerta abajo y le advirtió «cállate, que te voy a matar (...) nadie te va a ayudar». Tras golpearla, le clavó el cuchillo en la cabeza y ella logró agarrarlo por el filo con las manos. Entonces se enzarzaron en un forcejeo en el que se produjo varios cortes, logrando arrebatárselo y arrojarlo bajo la cama. Acto seguido él sacó una cuerda de un bolsillo y se la pasó alrededor del cuello, aunque ella logró interponer las manos. Al intentar estrangularla, la abundante sangre que manaba de las heridas de la cabeza hacía que la cuerda resbalase, por lo que ella logró quitársela tras un nuevo forcejeo.