La Guardia Civil tiene prácticamente confirmado que la bala que hace dos semanas hirió de gravedad a un encofrador de Inca procedía de una galería de tiro ubicada a un kilómetro de distancia. Sin embargo, las pesquisas de la Policía Judicial continúan y el informe definitivo todavía no ha sido remitido al juez. Los médicos de Son Dureta extrajeron del pulmón del trabajador un proyectil del calibre 38 especial, que coincide plenamente con la munición empleada esa misma tarde del accidente en la galería de tiro. Los agentes han tomado declaración al director del centro y han comprobado que el local reúne todas las condiciones de seguridad necesarias. De hecho, el proyectil no debió dispararse desde la línea de tiro, porque de esta manera es imposible que llegara hasta las obras del futuro hospital de Inca, donde estaba trabajando Antonio Sierra Almodóvar.
Sin embargo, si el tiro se efectuó a «cielo abierto» sí que pudo trazar una trayectoria descendente e impactar sobre el encofrador. La bala le entró por el hombro y quedó alojada en el pulmón.
Así pues, a pesar de que está casi confirmada la procedencia de la bala, otra cosa muy distinta es aclarar qué arma la disparó. Y ese dato tardará en ser dilucidado.