Manolo ya está en casa. O al menos ya está en Mallorca, que es lo que su familia venía pidiendo desde hace años. El mallorquín preso en 2001 en Ecuador junto a su novia ingresó ayer por la mañana en la prisión de la carretera de Sóller, donde cumplirá el resto de la condena que le queda por tráfico de drogas.
El trabajo del procurador contratado por la familia, Julián Montada, ha sido clave para conseguir lo que parecía imposible: que el reo llegara a España y dejara el infierno de Guayaquil. El preso palmesano, que está separado y es padre de un niño de 10 años, vivía en condiciones infrahumanas en una miserable celda de la prisión de Guayaquil, desde que en diciembre de 2001 fue sorprendido con un alijo de cocaína junto a su novia, María Antonia Rodríguez. La joven llegó a España el año pasado, pero el calvario continuó para Manolo, que fue condenado a una pena aún mayor. Hace cuatro meses, tal y como informó este diario, las autoridades ecuatorianas concedieron la extradición y fue trasladado hasta la cárcel de Aranjuez, en Madrid. De ahí pasó a la Modelo de Barcelona y ayer por la mañana llegó a Palma en un barco, custodiado por la policía. A continuación ingresó en la cárcel y su familia fue informada de la noticia más esperada. «Ahora ya sabemos que está bien y esperamos que en breve le concedan el tercer grado, porque va a cumplir una tercera parte de la condena», comentó ayer su hermano.