MICHELS/E.L.V.
Marcus Van Brabant, un británico de 26 años, navegaba en su pequeña
lancha de recreo el pasado viernes cerca de Puerto Portals cuando
vio la gran columna de humo del «White sails», la lujosa
embarcación que fue pasto de las llamas. En torno a la lancha
observó algunos barcos que permamecían a varios metros de
distancia, sin decidirse a actuar. Preocupado por la suerte que
pudiesen correr los tripulantes, Marcus decidió acercarse por
barlovento al «White sails», localizando a escasos metros de la
lancha a tres hombres que nadaban a duras penas. «Estaban vestidos
y muy asustados. Uno de ellos incluso reconoció después que había
estado a punto de ahogarse», indicó Marcus a este periódico. Se
trataba de tres de las ocho personas que viajaban a bordo del
«White sails», un grupo de ejecutivos alemanes de una prestigiosa
empresa a los que ni siquiera les había dado tiempo a ponerse los
chalecos debido a la rapidez con que se extendieron las llamas.
Paradójicamente, los rescatados mantienen cargos de responsabilidad
en su empresa y les está prohibido viajar juntos en el mismo avión.
Los otros cinco tripulantes fueron rescatados por otras
embarcaciones.
Marcus los trasladó a Puerto Portals y les invitó a una cerveza. «Aquello les cambió la cara», recuerda el británico, para quien éste es su tercer rescate. Hace cuatro años salvó a un hombre que practicaba jet-ski y se estrelló contra un barco, mientras que en 2002 recogió a los tripulantes de un barco encallado en unas rocas.