PEP MATAS-EMILIO LÓPEZ
La cantidad exacta de hachís que intervinieron el pasado viernes en
Alcúdia y Son Servera los agentes del Àrea Operativa de Vigilancia
Aduanera es de 2.495 kilogramos. Esta cantidad supone 728.000 euros
a precio de mayorista y que, una vez adulterada la droga, supondría
cifras superiores a los tres millones de euros en el 'mercado
negro'. Pero lo más llamativo, quizá, además de la importancia de
la operación y del hachís intervenido, es la confirmación de que la
Isla es un 'lugar de paso' de la droga para grandes organizaciones
internacionales. Esto es así desde hace años, pero ahora la novedad
sería que en la red no hay implicado ninguno de los 'históricos' de
Mallorca en lo que se refiere al tráfico de hachís. En el operativo
efectuado el pasado viernes se detuvo a un ciudadano de
nacionalidad francesa pero nacido en Orán (Argelia), lo que se
define como «un pies negros», y a un marroquí residente en la calle
Manacor de Palma. El primero fue arrestado en Alcúdia y era el
encargado de desplazarse a Barcelona con el vehículo, en el que
llevaba una carga de 1.050 kilos de hachís. El marroquí fue
arrestado en una casa de campo situada en el término municipal de
Son Servera, donde se intervinieron otros 43 fardos, que dieron un
peso de 1.445 kilos.
Los agentes adscritos al Àrea Operativa de Vigilancia Aduanera llevan varios meses con esta investigación, en estrecha colaboración con sus homónimos franceses. En este período de tiempo se han detectado viajes del «pies negros» con la autocaravana a Valencia y a Barcelona. Se supone que desde allí la droga es trasladada por carretera a Francia y otros países del centro de Europa. La autocaravana había sido sustraída en Francia y le cambiaron las placas de matrícula.
Hace unos años, la Isla era también un lugar de paso de grandes alijos. Pero la diferencia consistía en que eran narcotraficantes mallorquines los que organizaban, o incluso participaban en el traslado de los alijos desde las costas del norte de Marruecos hasta Mallorca, mediante un acuerdo con las grandes redes, que pagaban a los mallorquines o residentes en la Isla con una cantidad del alijo. En esta ocasión la Agencia Tributaria ha asestado un duro golpe al tráfico de hachís. Como curiosidad, en uno de los fardos en vez de hachís había ladrillos y barro, lo que se entiende como una forma de que el vendedor marroquí engañe al comprador en el peso de la mercancía.
También es de destacar que el hachís intervenido es resina, o sea, de una gran pureza, lo que entre otras cosas significa que puede ser adulterado para obtener así cantidades mucho mayores para la venta al consumidor.