Al menos 90 personas resultaron muertas y 114 heridas por la explosión en la noche del jueves de un camión-cisterna cargado con gasolina, cuyo incendio calcinó una docena de autobuses y otros vehículos en la localidad iraní de Esmat Abad, al sureste del país.
El choque se produjo en un puesto de control de tráfico, cuando el vehículo, cuyo remolque estaba cargado con 17.000 litros de carburante, chocó con un autobús de pasajeros. El estallido causó un incendio que alcanzó a una docena de camiones y otros autobuses que se encontraban aparcados en un radio de cincuenta metros alrededor del puesto de control -situado tras una curva-, y entre los que se propagaron de inmediato las llamas y convirtieron el área en un escenario dantesco.
Las primeras informaciones divulgadas por la televisión estatal atribuyeron el siniestro a un fallo técnico en el camión-cisterna, teoría que negó la policía. Sin embargo, de acuerdo con la investigación preliminar, los repetidos frenazos del chófer habrían causado un calentamiento excesivo de las llantas de las ruedas y el descontrol del vehículo poco antes de producirse el impacto.