Bernd Ecker, el súbdito alemán que está siendo juzgado esta semana en la Audiencia Provincial por el asesinato de la joven belga Vicky Keller en marzo de 2002, indicó ayer en su alegato final que espera que la Justicia encuentre al «verdadero autor del crimen». «Creo en Dios y en la justicia y, si no es posible encontrar al asesino, espero que Dios lo castigue», afirmó.
El acusado juró que él no había cometido el crimen y que la joven asesinada era su «mujer ideal».
Tanto el fiscal como la acusación particular, que piden 20 años de prisión, pusieron de relieve hasta veinte indicios que culpan a Ecker del asesinato de Vicky Keller, y entre los cuales figura la confesión del propio inculpado realizada tres días después del crimen. La acusación particular fue particularmente dura con el abogado defensor, a quien criticó su «pasividad» por no presentar una versión alternativa de los hechos.
Por su parte, éste criticó que las investigaciones policiales fueron «poco rigurosas» al no incluir los análisis de un pelo que fue hallado en uno de los corchos sobre los que se encontraba el cadáver, ni tampoco el de los diversos corchos y plásticos que se encontraron en el lugar. También criticó la declaración efectuada el martes por los forenses de Manacor, llegando a afirmar que habían realizado un falso testimonio, por lo que el fiscal está estudiando la posibilidad de denunciar al letrado.