El piso es el 1-B del número 30 de la calle Alférez Llobera Estrades. Sobre las tres de la madrugada, aproximadamente, una llamaradas se declararon en el comedor. En el interior dormía un matrimonio y su hijo, pero providencialmente la familia pudo reaccionar a tiempo y pudo abandonar la casa sin sufrir quemaduras.
La situación, en cuestión de minutos, se descontroló por completo y los vecinos, presos del pánico, abandonaron precipitadamente la finca. Sin embargo, otros no tuvieron tanta suerte y quedaron atrapados, por lo que tuvieron que ser rescatados por los bomberos. El operativo de emergencia fue contundente y participaron efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, Policía Local, ambulancias del 061 y ocho efectivos del Cos de Bombers, provistos de cuatro vehículos. La calle quedó cortada de forma provisional, mientras los equipos de emergencia auxiliaban a los vecinos en apuros. Los cristales de cuatro viviendas explotaron a consecuencia de las altísimas temperaturas y una densa humareda inundó todo el edificio, de cinco alturas.
En total, durante las tareas de extinción resultaron intoxicados, la mayoría de carácter leve, seis vecinos del edificio, mientras que otros dos se lesionaron al caer cuando escapaban a toda prisa. Un noveno afectado patinó dos horas después, cuando regresó al edificio y la escalera estaba mojada por el agua de las mangueras de los bomberos. Las llamaradas se colocaron por el patio interior y afectaron a otros dos pisos y muy ligeramente a un tercero. Durante dos horas los equipos trabajaron para sofocar por completo el fuego y airear todo el edificio, ya que el ambiente era irrespirable. La escalera sufrió también daños, ennegrecida por el humo, pero fue el piso 1-B el que resultó más afectado. El comedor, la cocina y una parte del montpeller quedaron arrasados. Además, hubo el riesgo añadido de que un contador de gas encendido estuvo muy cerca de las llamas. En la calle, un Volkswagen Golf sufrió daños por la caída de una lama.