El presidiario fue trasladado en la mañana del jueves desde la cárcel nueva, ya que al parecer había dado positivo en unos controles de heroína y debía ser sometido a otras pruebas. Las circunstancias exactas de su fuga no se han precisado, pero parece ser que J.G.C. aprovechó un descuido de sus vigilantes, les propinó un empujón y escapó corriendo.
La alarma saltó enseguida y el Cuerpo Nacional de Policía, al igual que la Guardia Civil, fueron informados de lo ocurrido. Los agentes del MIP-2 Oeste de la Jefatura palmesana abrieron una investigación e iniciaron una batida en busca del convicto, que cuenta con más de 50 detenciones y cumplía condena por numerosos robos y un delito de violación. En total, más de una docena de funcionarios participaron en la búsqueda del reo.
Se trata de un delincuente peligroso y los agentes extremaron la precaución por una parte para evitar que pudiera lesionar a alguna persona y, por otra, para prever su reacción en cuanto se viera acorralado. De hecho, se tenía la certeza de que J.G.C. se encontraba en las inmediaciones de la prisión y la batida se centró en el cementerio de Palma, el Camí de Jesús, el recinto de la Feria de Abril, los alrededores de un conocido centro comercial y una zona próxima a la vía de cintura.
Los vigilantes facilitaron una descripción detallada del preso fugado, tanto física como de las ropas que portaba, y el cerco sobre el convicto se fue cerrando de forma inexorable. En ese transcurso de tiempo varios transeúntes fueron identificados, y también se interceptaron varios vehículos, pero no se encontró ningún indicio del sospechoso. Los agentes, de paisano y también en vehículos patrulla, incrementaron las gestiones en la zona y finalmente, sobre las 18.00 horas, detectaron entre el recinto de la Feria de Abril y el cementerio a un individuo cuya descripción coincidía plenamente con la del convicto.