En ocasiones da la impresión de que estamos tan acostumbrados a que se produzcan muertes por accidentes de tráfico que, cuando ocurren, ya no les damos la importancia que realmente merecen. En cinco días tres personas han fallecido en otros tantos accidentes, dos en Palma y uno en la carretera de Llubí. En estos casos los siniestros no han ocurrido en los 'puntos negros' de siempre y las circunstancias han sido diversas. Pero creo que las cifras de fallecidos deberían de inclinar la balanza a favor de que se construyan, o remodelen, muchas de las redes viarias que tenemos en la Isla. El tema es polémico y, de entrada, si a mí me preguntan que es lo que quiero al respecto, siempre digo que me gustaría que 'mi' Isla fuera virgen de cemento. Pero, de inmediato me planteó la cuestión de que estoy en el 2003, con millones de turistas que nos visitan cada año, y con una tasa de residentes que ha aumentado, y mucho, en los últimos años. Así que, me parece necesario, y urgente, que se pongan manos a la obra. Se puede discutir si autopista o ampliar la vía con doble carril, ese puede ser un eterno debate. Pero dejémonos de debates y pasemos a la acción. Por desgracia Mallorca ya no es la Isla de la Calma y a partir de ahí creo que tenemos que coger el toro por los cuernos. Salvo algunos privilegiados, que pueden desplazarse con helicóptero, el resto tenemos que hacerlo en utilitarios. Otra solución, claro, sería la de que el transporte público funcionara de acuerdo con las necesidades reales de los que vivimos aquí. Pero me temo que eso no va a ocurrir.
Además de estas muertes, esta semana ha llamado la atención la condena de una juez a una mujer que maltrataba a su hija, y le ofrece la alternativa de que «aprenda a ser madre».