La familia del cabo de la Guardia Civil que fue asesinado en el mes de febrero del año 2002 en su apartamento de la zona de Palmanova solicita una condena de 20 años de prisión para la ex mujer de la víctima, que el próximo mes será juzgada por un jurado popular. Titti Lilian I.G., de 39 años de edad, se encuentra en prisión tras ser detenida diez días después de descubrirse el cadáver de Francisco Javier Orejena García, que estaba destinado en el cuartel de Palmanova. Aunque parece ser que la mujer declaró a los agentes que la detuvieron que había matado a su ex marido, no existe en la causa judicial ninguna declaración en la que se reconozca culpable. De hecho, según señalaron fuentes jurídicas, mantendrá ante el jurado que ella es inocente.
Sin embargo, tanto el letrado de la acusación particular, Carlos Portalo, como el fiscal mantendrán que la mujer, que es de nacionalidad sueca, entró en la noche del día 8 de febrero del año 2002 en el domicilio de su ex marido, con quien tenía dos hijos. La pareja estaba separada y parece ser que esa noche el cabo de la Guardia Civil se encontraba algo bebido y por eso no se dio cuenta que entró su ex mujer. La acusación considera que aprovechando la circunstancia de que el hombre se encontraba desprevenido, la acusada le golpeó por sorpresa. No fue un sólo golpe, sino varios, y se utilizó un objeto contundente, que no ha sido encontrado. La víctima sufrió varias golpes en la cabeza, que le ocasionaron una lesión craneal. La causa de la muerte fue un traumatismo craneo encefálico.
El cadáver del cabo de la Guardia Civil fue encontrado a la mañana siguiente cuando un compañero suyo, alarmado de que no se hubiera presentado a trabajar, acudió a su domicilio. Encontró el hombre muerto en el sofá. Desde el primer momento los investigadores consideraron que la persona que había matado a Francisco Orejana, que era natural de Segovia, debía ser alguien cercano a su entorno, puesto que se comprobó que la puerta de entrada no había sido forzada. Un equipo especializado de Madrid se desplazó a Mallorca para colaborar en la investigación y todas las sospechas se centraron en la ex mujer del guardia civil. Se comprobó que solía acudir con cierta frecuencia al domicilio de su ex marido e incluso, según parece, tenía llave de la puerta. La noche que se cometió el crimen ningún vecino del edificio, que está situado en la calle Costa y Llobera de Calvià, escuchó alguna discusión. La mayoría de pisos estaba vacíos, porque se trata de viviendas propiedad de extranjeros. Sin embargo, uno de los vecinos señaló que vio aquella noche a la mujer saliendo del piso.
A la mujer sueca la representa el letrado Fernando Mateas que intentará defender la inocencia de su cliente ante el jurado.