J.F.MESTRE/MICHELS
Tras las dantescas imágenes que se pudieron observar en muchos
lugares de Mallorca como consecuencia de la tromba de agua del
pasado viernes, que duró poco tiempo pero que descargó con mucha
fuerza, la situación ayer fue poco a poco normalizándose. El sábado
fue una jornada de intenso trabajo para los operarios, sobre todo
de los municipios de Palma y de Calvià, que se dedicaron durante
toda el día a retirar y cortar los árboles que habían caído el
viernes al ser empujados por las ráfagas de viento huracanado que
llegaron a producirse en pocos pocos minutos.
Ayer por la mañana en el puerto deportivo del Portitxol seguía amarrada al pantalán la barcaza de limpieza en la que perdió la vida un trabajador de la Autoritat Portuària, que murió ahogado al quedar atrapado en la cabina de mando tras volcar la embarcación al ser alcanzada por una ráfaga de viento. El puerto estaba tranquilo y se podía observar como la cabina donde pereció la víctima, que tenía 44 años de edad y era padre de dos hijos, estaba aplastada. Desde allí dentro estuvo luchando, gracias a una burbuja de aire que había quedado en la cabina, para poder salir y salvar la vida. Sin embargo, a pesar de la ayuda de varios voluntarios, su agonía se prolongó durante unos 20 minutos antes de morir ahogado.
A media mañana de ayer, precisamente también en la zona del Portitxol, en concreto en la primera línea del mar, los bomberos de Palma tuvieron que intervenir porque un balcón de una vieja vivienda abandonada se derrumbó. Los bomberos utilizaron la escalera mecánica para entrar en la vivienda a través de una ventana del primer piso, puesto que era peligroso, ya que no se sabía en las condiciones en las que se podía encontrar la vivienda, que parece ser que estaba abandonada, porque la puerta de la planta baja estaba precintada. Por fortuna, el derrumbe del balcón no ocasionó ningún herido.