PEP MATAS-M.V.
Fueron 180 minutos de incertidumbre los que se vivieron ayer tarde
por parte de los efectivos del GREIM, los bomberos del Consell y
Creu Roja de Sóller. A las seis de la tarde una mujer británica se
puso en contacto con el 112, y dijo que cuatro niños de entre cinco
y siete años y dos adultos se habían adentrado a las once de la
mañana en es Torrent de Pareis, y no habían regresado. De inmediato
se activó el plan de rescate, despegando el helicóptero de la
Guardia Civil con los efectivos del GREIM, mientras que por tierra
lo hacían los bomberos y el personal de la Creu Roja estaba
pendiente de las novedades por si era necesaria su intervención.
Pero por suerte no fue necesaria.
A eso de las siete y media de la tarde el helicóptero localizó a las seis personas, los agentes del GREIM descendieron a tierra y comprobaron que ninguna de ellas estaba en estado grave. Eso sí, algunos de los niños estaban llorando, tenían sed, hambre, mucho cansancio y se encontraban en la antesala de una deshidratación. Los cuatro niños son hijos de dos matrimonios. Las madres se habían quedado por la mañana en la playa de sa Calobra, mientras que los dos padres y los dos menores dijeron que harían el torrente, «primero hacia arriba y después hacia abajo de regreso».
Para ello se llevaron sólo un poco de fruta y no contaron, quizás por desconocimiento, con lo escarpado del terreno y con las altas temperaturas que se producen a estas horas. Los agentes del GREIM les dieron agua nada más encontrarse con ellos, y les acompañaron en el camino de regreso hasta la playa, donde estaban esperando las angustiadas madres. Por suerte no pasó nada, pero para muchos de los componentes de los equipos de rescate quedó de nuevo a la vista la inconsciencia de algunos que se adentran en el torrente «de cualquier manera» y en esta ocasión, con niños.