Ayer quedó visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 7 de Palma el juicio contra el dueño de un restaurante de Llucmajor, que está acusado de acosar sexualmente a dos empleadas. La fiscal pidió una multa de ocho mil euros, aunque inicialmente reclamaba cinco años de prisión. Los hechos se remontan al año 2001. Las empleadas afirmaron ayer que su jefe solía rozarles el trasero con sus partes íntimas, también les manoseaba y les dedicaba frases en las que insinuaba de mantener relaciones sexuales con ellas. El acusado negó los hechos y dijo que pensaba que las dos empleadas le habían denunciado porque cuando se produjeron los hechos mantuvo alguna discusión con ellas por falta de rendimiento en el trabajo.
Acusó a una de ellas de llegar siempre tarde al trabajo y afirmó que esta joven convenció a su compañera, que ya no trabajaba en el restaurante y que se había marchado a Sevilla, para que le denunciara por acoso sexual. Sin embargo, las dos jóvenes camareras se mostraron muy seguras en el relato que contaron a la juez y señalaron que su jefe, comenzó provocando roces, y que después también les hacía insinuaciones sexuales. Ninguna de las otras empleadas del restaurante vio ninguno de estos hechos que se denuncian.