EFE-JOHANNESBURGO
La policía sudafricana investiga a una secta, «Esperando a Cristo»,
ante la sospecha de que haya matado al menos a ocho de sus
miembros, al descubrirse que el recinto que ocupaba estaba sembrado
de cadáveres.
Quince de los miembros del grupo fueron detenidos esta semana, pero fueron acusados sólo de «entierros ilegales» y puestos en libertad bajo fianza mientras los forenses intentan averiguar la causa de muerte de las personas que fueron sepultadas. La policía ha exhumado ocho cuerpos, pero sigue excavando en el jardín del recinto, en la urbanización Mandela Park, en las afueras de la localidad de Umtata, cerca de la costa sudoriental de Sudáfrica.
Puesto que la secta contaba con sólo una cincuentena de «feligreses» y casi todos eran jóvenes, resulta altamente sospechoso que hubieran fallecido al menos ocho en los últimos tres años. La llegada a Mandela Park del grupo religioso, según el jefe local, Jonas Ndzambule, no levantó sospechas al principio ya que se trataba de gente que apenas se comunicaba con el resto de la comunidad y que mantenían un perfecto sigilo sobre sus actividades, sin perturbar a los vecinos.
No obstante, las sospechas comenzaron cuando varias personas, al preguntar y querer ver a los familiares que habían sido «reclutados» por la secta, recibían la respuesta de que habían fallecido o que se encontraban en otro lugar «predicando la llegada del día del juicio final». Este es el caso de la joven Sinoxolo Dukuza, de 29 años, que desde que finalizó sus estudios escolares «soñaba» con convertirse en una trabajadora social.