JAVIER JIMÉNEZ/J.F.M.
Mateu Ferrer Barceló, de 65 años, y Andreu Burguera Vidal, de 70,
fueron asesinados por 'rencillas triviales', según ha concluido la
Policía Judicial de la Guardia Civil en su investigación. El
primero, vecino de la calle Bonico de Ses Salines, recibió un golpe
mortal en 1984 y el segundo, que vivía a pocos metros de él, fue
cosido a puñaladas en 1993. Ahora, 19 y 10 años después
respectivamente de cada crimen, la Benemérita tiene claro que
fueron un hombre y su hijo, también residentes en aquella calle,
los supuestos asesinos, aunque de momento los dos siguen en
libertad con cargos.
La titular del juzgado de instrucción número 1 de Manacor ha ordenado el secreto de sumario para preservar los avances en la investigación, que se iniciaron hace cinco meses cuando la Benemérita relacionó a A.S.M., de unos 70 años, y a su hijo, F.S., de 37, con los dos asesinatos. Las diligencias se llevaron a cabo con gran sigilo y se averiguó, por ejemplo, que el padre había presenciado cómo su hijo, el día del crimen de Andreu Burguera, regresaba a casa semidesnudo. Había visto una luz encendida, coincidiendo con la hora del crimen, y del corral de la casa faltaba un cuchillo, que no apareció. La principal hipótesis de la Benemérita es que A.S.C., supuestamente, mató de un golpe a Mateu Ferrer y luego su hijo tuvo conocimiento de lo que había ocurrido en 1984.