850 gramos de cocaína de gran pureza era lo que escondía en sus intestinos un «correo» de la droga peruano que ha sido interceptado por la Guardia Civil en el aeropuerto de Son Sant Joan. Nelson Geovanny G.G., de 22 años, ha estado dos días para poder expulsar los 60 dátiles que ingirió y que pusieron en serio riesgo su vida.
La detención del narcotraficante, según informó la Oficina Periférica de Comunicación (OPC), tuvo lugar el pasado día 31, cuando los agentes que controlan la llegada de pasajeros en el aeropuerto palmesano repararon en el comportamiento nervioso de un individuo, que resultó ser el joven peruano. Los agentes que revisaron sus tarjetas de embarque comprobaron que había salido de Perú con destino a Holanda y de ahí, a continuación, había hecho escala en Madrid para finalmente llegar a Mallorca. Se trata de una «ruta caliente», muy utilizada por los «correos» de la droga, y los funcionarios decidieron someterlo a unas radiografías tras comprobar que en su equipaje y entre sus ropas no portaba sustancias estupefacientes.
El servicio radiológico del aeropuerto no arrojó dudas sobre el resultado de la prueba: Nelson Geovanny escondía en su organismo un auténtico alijo, en forma de 60 dátiles. La apertura accidental de uno de esos envoltorios podía resultar fatal para él y tras quedar detenido al muchacho se le facilitaron laxantes para aligerar la operación. Sin embargo, tardó dos días en expulsar los 850 gramos de cocaína. En breve será puesto a disposición judicial por un delito contra la salud pública.
Los investigadores Antidroga tienen el convencimiento de que el «correo» peruano fue contratado por alguna organización mafiosa para realizar el peligroso viaje hasta Mallorca y una vez aquí, debía entregar la cocaína y recibir a cambio una cuantiosa suma. Por este motivo, las pesquisas policiales no han finalizado y se están «atando cabos» para saber si el día de la detención alguien esperaba al sudamericano en Son Sant Joan y si éste habló por teléfono con algún residente en la Isla. El hecho de que realizara escalas en Holanda y Madrid se interpreta, desde el punto de vista policial, como un intento de despistar, que finalmente no le sirvió de mucho.