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Crónica de llanto, muerte y desolación en un pueblo de buscadores de oro

Unas 200 personas siguen sepultadas a causa del alud de lodo que se registró el pasado lunes en Chima (Bolivia)

DAVID MERCADO-BOLIVIA
Las primeras brigadas de rescate que han llegado al poblado boliviano Chima, arrasado por un alud de piedras y lodo, encontraron a sus habitantes sumidos en la impotencia y la desolación por la muerte o desaparición de hasta 200 personas. «La gente está resignada a que nunca se sabrá cuántas personas murieron», dijo uno de los primeros médicos que llegó a Chima. «La impotencia es terrible», agregó.

Patrullas de rescate, civiles y militares, llegaron junto a médicos y periodistas tras una penosa travesía de 16 horas por una sinuosa y enfangada carretera de 578 kilómetros que une al destrozado pueblo de buscadores de oro con la ciudad de La Paz, distante sólo 190 kilómetros en línea recta. Funcionarios del departamento de La Paz confirmaron el rescate de 14 cuerpos de entre los escombros en el remoto poblado cuyos 1.200 mineros y sus familias sufrieron el lunes la inesperada tragedia. «Perdí todo en la casa que se llevó el cerro junto a mi esposo y a mi hijito», dijo quebrada en llanto Margarita Esquivel, madre de una pequeña familia de lavadores de oro. Ella había salido de compras al mercado minutos antes del estruendo que acompañó el deslizamiento del cerro que sepultó su pequeña casa y otras decenas de ellas en la mitad del poblado.

La directora del Servicio Departamental de Salud, Beatriz Peinado, dijo que un primer balance del desastre incluía 14 muertos, 130 familias damnificadas y 200 desaparecidos, además de 17 heridos y 90 evacuados. Según los habitantes que sobrevivieron al desastre, el desprendimiento del cerro tapó algo más de la mitad del poblado.

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