J.F.MESTRE/G.PICO
Francisco Rubiales, el padre de la familia que quedó atrapada por
el humo de un incendio en un piso de la barriada de sa Indioteria,
apenas podía hablar, porque sus pulmones sufrían los síntomas de
una intoxicación. Preocupado por el estado de sus familiares, de
los que algunos tuvieron que ser ingresados en Son Dureta (entre
ellos varios niños) con síntomas de asfixia, explicó a este
periódico que «estamos todos vivos de puro milagro, menos mal que
hemos podido llegar hasta el balcón y pedir ayuda».
El hombre se mostró especialmente preocupado por su hija de catorce años, que fue rescatada por los bomberos casi inconsciente en la entrada del piso, por otra hija embarazada, y por su nieto. Francisco todavía no había podido entrar ayer en su casa y se manifestó su enfado por la actuación de los policías «porque ninguno de los coches que vino llegaba mascarillas. Los bomberos nos han dicho que no podemos entrar porque la vivienda está llena de humo», declaró ayer.
Sobre el suceso, Rubiales declaró que «la única solución que encontré fue obligar a todos a que fueran hacia el balcón y desde allí pedimos auxilio. No sé si mi casa se ha quemado, pero será una Nochevieja muy triste», indicó Francisco, que afirmó también que una de sus hijas fue a pedir ayuda a un vecino y que éste «le cerró la puerta».
Por otra parte, el vecino del primer piso explicó que estaba dando el baño a su hija cuando se dio cuenta que se había declarado un incendio en el piso superior. «Sólo tuve tiempo a tapar a la niña con una toalla y salir corriendo. A las seis de la madrugada se produjo otro incendio en una casa de la calle Major número 10 de Costitx. El fuego se inició en el televisor. Los bomberos del Consell Insular tuvieron que rescatar a una persona que estaba en la vivienda.